martes, 18 de abril de 2017

Si tomas riesgos, ganas

Es, hasta cierto punto, humano querer conservar lo que ya tenemos”, sobre todo si sentimos que nos va bien”, pero de cierta forma esto no sólo es vivir en una zona de confort sino practicar” algo muy común, pero que pocas veces aceptamos: la resistencia al cambio.

Además, dice una experta: Los mexicanos somos bajos tomadores de riesgo. No damos paso sin guarache, hasta que creemos tener todo listo”. Habla la especialista en psicología organizacional del Tec de Monterrey, Angelina Arriola, según una publicación del sitio cnnexpansion.com.

Parece también que el temor al fracaso impide tomar nuevos caminos, porque, además, hacer ese viraje” o golpe de timón” implica  que haya mayores responsabilidades, y lamentablemente un hecho que lo que menos quieren los mexicanos es mayor responsabilidad, dice la experta.

Lo que mucha gente no toma en cuenta es que tomar los riesgos y fracasar puede significar que uno estará más cerca del resultado deseado, la siguiente vez. Se cree lo contrario: si fracasé es que nunca alcanzaré la meta.

Y precisamente entre las razones más comunes para evitar cambiar está el famoso:

-Lo intenté, pero no pude…

Pero insisto: no basta con una sola vez; es más, yo creo que quienes triunfan en algo seguramente lo intentaron varias veces y por varios caminos. Recuerda: si te caíste, levántate y vuelve a intentarlo. Lo escuchamos, pero no lo hacemos, porque si nos levantamos generalmente es para irnos”.

Dicen que lo más cómodo es lamerse las heridas.

Cuando fracasas, lo último que quieres es volverte a levantar, lo más cómodo es sentarse y lamerse las heridas”, dice Alberto Álvarez Morphy, experto en Recursos Humanos; quien reconoce que de las 20 empresas que ha abierto, 15 fracasaron, de las que tuvieron éxito, dos funcionan actualmente y tres las vendió a empresas más grandes.

Para evitar esta excusa no es necesario desprenderse del miedo, sino hacer las cosas aún con el temor. A mi nunca se me ha quitado el miedo, sigo de frente”, dice Alberto Álvarez Morphy, experto en Recursos Humanos.

-Esperar el momento justo” es otra de las razones para no cambiar… pero probablemente nunca llegue, así como lo estamos pensando”; quienes toman riesgos, no necesariamente lo hacen con toda la información. En cierto modo, por eso es tomar riesgos” ¿no?

No está de más que hagas un cronograma de las acciones a seguir y vayas dando pasos, esto evitará que esperes la voz” que te dice: ¡Ahora!

-Tardarse en el plan… es cierto que planear es importantísimo, pero si te la pasas así, estarás más o menos en la misma situación que en el punto anterior: nunca avanzarás. Y la solución, como en punto anterior es ir para adelante, aunque sea a pasos pequeños.

-Una de las razones más fuertes: sí siempre se ha hecho así, para qué cambiar”... Lo malo es que probablemente dentro de unos años eso de siempre” ya no funcione y entonces habremos perdido mucho tiempo.

Hay que ser conscientes y estudiosos de lo los fenómenos sociales y de lo que nos rodea, de los cambios fundamentales, porque de éstos dependen muchas ideas y negocios exitosos.

Seguramente habrá muchas otras razones o pretextos para no cambiar, pero creo que en estas cuatro hay poder” para frenar todo lo que queremos lograr.

Tenemos que ser prudentes, sin duda, pero eso no implica que nos sentemos a contemplar cómo el mundo avanza y nosotros seguimos sin dar un paso.

Recuerda que siempre tenemos la opinión de expertos, y de gente que ha pasado antes por donde nosotros queremos pasar. Escuchemos opiniones, preguntemos, hagamos lo que otros han hecho en aras de mejorar.


Es bueno recordar que siempre que se haga algo pensando en mejorar, pocas veces habrá “fallas” descomunales; en todo caso, surgirán problemas que pueden resolverse y que, sin duda, nos darán aún mayor confianza.

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